domingo, 24 de mayo de 2009

La receta perfecta

Imagina que estás con un hombre non grato. Quieres que salga de tu vida. ¿Qué hacer? Existe una receta perfecta con los ingredientes ideales para que ese hombre desaparezca de tu vida para siempre.


En primer lugar, trátalo como si fuera el único. Ten ojos sólo para él. Entra en un sitio de gran bullicio y concentra tu mirada en él, sin hablar. No te importe recrearte todo el tiempo necesario, no mires el reloj, no tengas prisa, mantente sosegado.



Cuando estés a solas con él, mantén el silencio y abrázalo con todo tu ímpetu, como si fuera el único hombre que existe en el planeta, como si fuera el ser más querido en ese instante. Bésale con toda la intensidad que te sea posible, que parezca que el tiempo se detiene. Desnúdale poco a poco sin parar de besarle, sin parar de estrujarle. Hazle el amor parándote en cada centímetro de su piel, conociendo cada palmo de su cuerpo, cada parte de su ser. Al terminar, no te levantes de la cama, mantente a su lado y enlaza tu mano con la suya. Acurrúcale a tu lado y duerme estrechado a él.


Al despertar, pregúntale qué desea y prepáralo. Ofrécele un desayuno merecedor de un Rey y tráeselo hasta la cama en bandeja de plata. Aprecia cómo va sintiéndose comprometido con cada uno de tus detalles, cómo se siente inmerecedor de cada gesto.


Al levantarse, haz que se sienta cómodo, ofrécele ropa limpia para que se sienta como si estuviera en su casa y ofrécele una comida en exclusiva preparada por ti. Fíjate cómo observa que todo lo que haces por él te parece poco. Poco a poco se convence de que tu silencio es el resultado de tu deseo de establecer un clima perfecto, sin falta ninguna, sin lugar al error.


Después de comer permítele que descanse, que repose la comida, que piense en todo cuanto le acontece, y por último, insinúale la posibilidad de partir, sin olvidar mencionar que se ponga en contacto contigo pero sin precisar nada.



Te puedo asegurar que ya está fuera, que desaparecerá, que aunque llames a su puerta esa puerta permanecerá cerrada para ti. No te esfuerces en intentar revivir todo lo vivido, es demasiado en comparación con lo que un ser humano puede soportar, con lo un ser egoísta puede recibir de bondad incondicional.


Ahora imagina que ese hombre inicialmente sí era grato. Lo siento por ti, sólo decirte que cuando pienses y aunque cueste: No sufras, no llores. No te merece, no era para ti.

1 comentario:

simplementeyo dijo...

Bueno ya lo he leído con calma, y me mantengo a la espera, cruzando los dedos, para q ese nombre no sea tan tonto de no darse cuenta de lo q vales.. Espero q sí te merezco.. Suerte compañero, estoy contigo. Besos